miércoles, 25 de enero de 2012

Soneto al ganapán

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Un soneto dedicado especialmente a aquellas almas dormidas, anodinas, cerriles y encanalladas, o cuasivegetales, que hacen que, no sólo nada mejore en este mundo, sino que vaya a peor.

A esa gran especie próspera... gracias, mil gracias (válgame el sarcasmo).



Dicen que no funcionan los estados,
que los líderes son grandes truhanes,
y cuentan van hinchando sus desmanes
la indignación de los perjudicados.

Si sabes que los tiempos van pagados
en boca de los verbos charlatanes;
que aquestos los pusieron ganapanes:
los parias, los obreros, los mandados.

Es muy necio el que a sí mismo se agrede
y aquel que no se enfrenta a lo ocurrido:
los que consienten, los vagos, los lelos

que no sacan valor, y el mundo ruede;
que este futuro nuestro está vendido;
currito, so gañán, tragacamelos.


Kayele

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viernes, 20 de enero de 2012

Etta

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Hoy nos ha dejado otra de las grandes, Etta James, a sus 74 años...


Hace nada más y nada menos que 50 años grabó en su album debut este tema de Willie Dixon, que mil veces habrás escuchado; un clásico.

Yo me quedo aquí escuchándola, fumando, pensando en la volubilidad de la vida... y en el fantástico color de su voz.


Música: I just wanna make love to you (Etta James, At Last! - 1961)




I don’t want you to be no slave; / No quiero ser una esclava
I don’t want you to work all day; / No te quiero trabajando todo el día
But I want you to be true, / Pero quiero que seas real
And I just wanna make love to you. / Y sólo quiero hacerte el amor.
…Love to you…


All I want to do is wash your clothes; / Todo lo que quiero es lavarte la ropa
I don’t want to keep you indoors. / No quiero tenerte encerrado
There is nothing for you to do / No hay nada que tengas que hacer
But keep me makin’ love to you. / excepto dejarme hacerte el amor.
…Love to you…


And I can tell / Y puedo decir
by the way you walk that walk; / por el modo en que caminas ese camino
I can hear by the way you talk that talk; / puedo oir por el modo en que dices lo que dices
I can know by the way you treat your girl / Puedo saber por la forma en que tratas a tu chica
That I can give you all the lovin’ in the whole wide world!/ que yo puedo darte todo el amor del mundo


All I want you to do is make your bread! / ¡Todo lo que quiero es hacer tu pan!
Just to make sure you’re well-fed! / Sólo para asegurarme de estás bien nutrido
I don’t want you sad and blue! / No te quiero tiste y apagado
And I just wanna make love to you. / y sólo quiero hacerte el amor
…Love to you…

lunes, 16 de enero de 2012

Terramar II

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-Pero vos sabíais que son gente malvada…

-¿Tenía entonces que ser como ellos? ¿Dejar que sus actos gobernaran los míos? ¡Yo no elegiré por ellos, ni permitiré que ellos elijan por mí!

Arren no replicó, pensando en lo que había oído. El mago dijo entonces, en un tono más bajo:

-¿Te das cuenta, Arren, de que un acto no es, como creen los jóvenes, lo mismo que una piedra que levantas del suelo y arrojas lejos, que da en el blanco o yerra, y nada más? Cuando levantas la piedra, la tierra se aligera y la mano que la sostiene es más pesada. Cuando la arrojas, influye en los circuitos de los astros, y allí donde golpea o cae, el universo cambia. De un acto cualquiera depende el Equilibrio del todo. Los vientos y los mares, los poderes del agua y de la tierra y de la luz: todo cuanto ellos hacen, bien hecho está, y es para bien. Todos actúan dentro del equilibrio. Desde el huracán y el mugido de la ballena hasta la caída de una hoja seca y el vuelo del moscardón, todo cuanto ellos hacen es parte del Equilibrio del todo. Pero nosotros, los que tenemos poder sobre el mundo y sobre otros hombres, nosotros hemos de aprender a hacer lo que la hoja y el viento y la ballena hacen por naturaleza. Hemos de aprender a mantener el Equilibrio. Somos inteligentes, y no hemos de actuar en la ignorancia. Somos capaces de elegir, y no hemos de actuar sin responsabilidad. ¿Quién soy yo, aunque pueda hacerlo, para castigar y recompensar, para jugar con el destino de los hombres?


IV, Luz de Magia
Libro tercero: La Costa más Lejana




Se irguió al fin, y en ese momento vio del otro lado del arroyo, enorme, un dragón.
La cabeza –color hierro, moteada como por una herrumbre rojiza alrededor de los ollares, las órbitas y la quijada- colgaba frente a él, casi sobre él. Las zarpas se hundían profundamente en la blanda arena húmeda de la orilla del arroyo. Las alas, replegadas y visibles en parte, eran como velas, pero el largo cuerpo oscuro se perdía en la bruma.
No se movía. Podía estar agazapado allí hacía horas, años o siglos. Estaba tallado en hierro, modelado en piedra… pero los ojos, esos ojos que Arren no se atrevía a mirar, los ojos como de aceite girando sobre agua, como un humo amarillo detrás de un vidrio, esos ojos opacos, profundos y amarillos observaban a Arren.


XIII, La Piedra del Dolor
Libro tercero: La Costa más Lejana




[…] -¿Y qué bruja querría casarse con un hombre?

Siguieron partiendo juncos.

-¿Qué tienen de malo los hombres?- preguntó Tenar con cautela.

Con igual cautela, en voz más baja, Musgo respondió:

-No sé, queridita. He pensado en eso. Muchas veces lo he pensado. Lo único que puedo decir es esto: el hombre está metido dentro de su piel como una nuez en su cáscara. –Alargó los largos dedos doblados y húmedos, como sosteniendo una nuez.- Es una cáscara dura y resistente, y el hombre está lleno de sí mismo. Lleno de esa carne grandiosa de los hombres, del ser del hombre. Y eso es todo. Es todo lo que hay. Dentro no hay más que él y nada más.

Tenar reflexionó por un rato y finalmente preguntó:

-Pero ¿si es un hechicero…?

-Entonces todo lo que tiene dentro es poder. Él es su poder, así es. Eso es lo que pasa con los hombres. Y eso es todo. Cuando su poder desaparece, él también desaparece. –Cascó la nuez imaginaria y tiró los pedazos de la cáscara.- Nada.

-¿Y qué pasa con una mujer, entonces?

-¡Ah, querida!, una mujer es algo muy distinto. ¿Quién sabe dónde empieza y termina una mujer? Escucha esto, señora, yo tengo raíces, tengo raíces más profundas que esta isla. Más profundas que el mar, más antiguas que el surgimiento de las tierras. Me remonto a las sombras.


V, Un Buen Cambio
Libro cuarto: Tehanu




La vieja luna había salido. Su blanco brillo sobre la nieve se reflejaba en la habitación, porque, aunque hacía mucho frío, Tenar nunca cerraba los postigos. Por encima de ellos todo el aire resplandecía. Se quedaron acostados en la sombra, pero parecía que el techo no era más que un velo tendido entre ellos y los infinitos y serenos abismos de luz plateada.


XII, Invierno
Libro cuarto: Tehanu




-Las mujeres dijeron que estaban viniendo para aquí y que sacrificarían a la hija de un rey y no a una cabra, porque ellos son hechiceros, y yo tenía miedo. –La princesa se secó la cara, apretó las manos y empezó a intentar superar el pánico en el que se había encontrado sumergida. Había sido un terror real, incontrolable, y Tenar sintió pena por ella. No dejó que se notara su compasión. La muchacha tenía que aprender a aferrarse a su dignidad.


III, El Consejo del Dragón
Libro quinto: En el Otro Viento




¡Y hablaba la misma lengua que Tenar! Tenar la había torturado pacientemente en hárdico, había quedado encantada con su rapidez para aprender, y se daba cuenta justo ahora de que el verdadero placer había sido simplemente hablar kargo con ella, escuchando y diciendo palabras que albergaban toda su infancia perdida.”


IV, Delfín
Libro quinto: En el Otro Viento



Historias de Terramar
Ursula K. Le Guin



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martes, 10 de enero de 2012

Ged

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Entonces comprendí cómo se sintió Tenar en las Tumbas de Atuán...

...


Durante unos segundos…
esos ojos negros…
de mirar hondo y profundo, serenos,
se detuvieron en los míos.

Durante unos segundos
exquisitamente silenciosos…
una eternidad sostenida,
tan efímera, tan breve,
tan infinitamente intensa.

Durante unos segundos,
segundos de acero que hienden el aire,
en que creí conocer, sin conocer,
algo familiar y entrañable
en tu mirar hondo y profundo.
Como un sabio, como un mago;
durante una eternidad efímera,
un instante flexible, elástico,
en que creí adivinar tu sonrisa
y las facciones de tu rostro amable.

Y me he amanecido recordando
que durante unos segundos
dilatadamente breves,
deliciosamente eternos,
algo tuyo muy familiar
se me ha quedado rondando.


Kayele
(Después del Fuego)




Música: Fairytale (Ludovico Einaudi, Dr.Zhivago BSO - 2002)



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viernes, 6 de enero de 2012

Terramar I

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Historias de Terramar es una saga de fantasía escrita por Ursula K. Le Guin, que te transporta a un mundo donde los magos y los dragones cobran vida propia, donde el mar es espectador y protagonista. Narrado con naturalidad y sencillez, con una frescura exenta de artificios, que te introduce rápidamente en la historia y te hace partícipe. Te acerca a sus personajes con tal humanidad que rápidamente ganan entidad en tu imaginación, conquistan tu simpatía y tu corazón: Ged, Tenar, Tehanu, Arren...

Una historia diferente, con una forma de narrar diferente, con una profunda filosofía de trasfondo. Una de las mejores novelas de fantasía que he leído, en fondo y en forma.
Muy recomendable.
Se compone de cinco títulos, yo he ido seleccionando algunos fragmentos para compartir contigo.





Había sido sólo la muda sabiduría instintiva de la bestia, que lame a un compañero herido para reconfortarlo; y sin embargo Ged creía descubrir en esa sabiduría algo semejante a su propio poder, algo de raíces tan profundas como la hechicería misma. Y supo a partir de entonces que el hombre sabio es aquel que jamás se aparta de las otras criaturas, tengan o no el don de la palabra, y con el correr de los años se esforzó por aprender todo lo que es posible aprender, en silencio, de la mirada de las bestias, del vuelo de los pájaros, de los lentos y majestuosos movimientos de los árboles.”


V, El dragón de Pendor
Libro primero: Un Mago en Terramar (1968)




[…]Lloraba de dolor porque era libre.
Lo que estaba empezando a descubrir era el peso de la libertad. La libertad es una carga pesada, extraña y abrumadora para el espíritu que ha de llevarla. No es cómoda. No es un regalo que se recibe, sino una elección que se hace, y la elección puede ser difícil. El camino asciende hacia la luz; pero el viajero que soporta la carga acaso no llegue jamás.


XII, La Travesía
Libro segundo: Las tumbas de Atuan (1971)




Arren era un muchacho activo: se deleitaba en la práctica de juegos y deportes y ejercitaba el cuerpo y la mente con orgullo y placer, y se desempeñaba con corrección en las obligaciones que le imponían el ceremonial y el protocolo de la corte, que no eran livianas ni simples. Sin embargo nunca se había entregado por completo a nada. Todo se le había dado fácil en la vida, y él lo había hecho todo con facilidad; para él todo había sido un juego, y había jugado a amar. Pero ahora algo había despertado dentro de él, algo que no era un juego ni un sueño, sino el honor, el peligro, la sabiduría, una cara surcada de cicatrices, una voz calmosa y una mano morena sosteniendo con indiferencia la poderosa vara de tejo que cerca de la empuñadura llevaba la Runa Perdida de los Reyes, incrustada en plata en la madera negra.
Así damos siempre ese primer paso, repentino y rápido, que nos separa de la infancia, sin mirar hacia atrás ni hacia delante, sin cautela, y con las manos vacías.


I, El Serbal
Libro tercero: La Costa más Lejana (1972)




“-Procura elegir con cuidado, Arren, cuando te llegue la hora de las grandes opciones. Cuando yo era joven tuve que escoger entre la vida de ser y la vida de actuar. Y salté a la segunda como una trucha sobre una mosca. Pero cada uno de tus gestos, cada acto, te ata a él y a sus consecuencias, y te obliga a actuar otra vez, y otra y otra vez. Y es muy raro, entonces, que encuentres un espacio, un momento de tiempo como éste, entre acto y acto, en el que puedas detenerte y simplemente ser. O preguntarte quién, a fin de cuentas, eres tú.

-[…]La naturaleza no es antinatural. Esto no es una búsqueda del equilibrio, sino una ruptura. Y sólo hay una criatura capaz de provocarla.
-¿Un hombre?-preguntó Arren, inseguro.
-Nosotros, los hombres.
-¿Cómo?
-Por un desmesurado deseo de vida.
-¿De vida? Pero ¿es malo acaso querer vivir?
-No. Pero cuando ambicionamos poder sobre la vida, riqueza inagotable, seguridad inexpugnable, inmortalidad… entonces el deseo se convierte en codicia. Y si a esa codicia se suma el saber, sobreviene el mal. Entonces el equilibrio del mundo se perturba, y el peso de la destrucción inclina la balanza.


III, Hortburgo
Libro tercero: La Costa más Lejana (1972)


Historias de Terramar
Ursula K. Le Guin